El muralismo mexicano seguía un programa para lograr los propósitos del Estado revolucionario: en primer lugar, la valoración y recuperación de la historia, fuente de la identidad nacional, y, en segundo lugar, el reconocimiento de que los descendientes de esa historia seguían presentes en la contemporaneidad. Esto le daría no solo temas y valores al arte, sino una estética muy particular.
Si el muralismo era un arte concebido por el Estado para una estrategia social, claramente debía tener un alcance público, lo que solo podía lograrse mediante el muro o la escultura monumental.
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Escrito 1 Mayo 23
DERECHOS DEL PERSONAL FUNCIONARIO EN LA FUNCIÓN PÚBLICA ANDALUZA.
Por Pepa Zamorano
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